El arte contemporáneo como tendencia
El arte contemporáneo se ha vuelto un tema de moda. Esta aparente novedad está evidentemente influenciada por los medios masivos de comunicación que explotan y reproducen las opiniones de ciertos pseudo especialistas con poder mediático para influir en la respuesta del público. Peor aún, cada vez es más común ver memes que parodian las obras contemporáneas. Y lo triste es que la mayoría del público se queda en el meme. Ni siquiera busca las obras de las que se están burlando para entender por qué lo hacen. Simplemente reaccionan, comparten y continúan navegando.
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Introducción al Arte Contemporáneo
01/04/2025
Sin embargo, tendríamos que preguntarnos en qué medida el repudio de la gente es porque no entiende el arte contemporáneo. Porque la realidad es que, efectivamente, existe mucha ignorancia. Y lo peor es que pareciera que esta es provocada por el propio sistema del arte que no hace nada por acercarse al público no especializado. Por el contrario, es como si el arte contemporáneo se auto segregara para validarse a sí mismo y, de paso, diera más prestigio a los intelectuales que aseguran entenderlo.
Por tanto, más allá de los prejuicios y el esnobismo, ¿Qué es el arte contemporáneo?
Lo contemporáneo como etiqueta temporal

De entrada, debemos partir de que todo arte es contemporáneo a su propio tiempo de producción. Es decir, todo arte en algún momento fue arte contemporáneo. De esta manera, si bien en la actualidad, a veintitantos años de haber iniciado el siglo XXI, las exposiciones y los libros de arte contemporáneo generalmente presentan a artistas como Jeff Koons, Damien Hirst, Ai Weiwei o Yayoi Kusama; un siglo atrás, los artistas contemporáneos fueron los artistas vanguardistas como Pablo Picasso, René Magritte o Marcel Duchamp, por mencionar algunos; y cien años antes de ellos, los artistas contemporáneos fueron los románticos como Eugène Delacroix, Joseph Mallord William Turner y Caspar David Friedrich; y así sucesivamente. Esto lo podemos comprobar en los libros antiguos de historia del arte. Por ejemplo, así ocurre con el libro Arte moderno de Elie Faure de 1921, en donde el autor analiza “el génesis contemporáneo” al hacer referencia a artistas de finales del siglo XIX como Paul Cézanne y Pierre-Auguste Renoir. En este sentido, partamos de la idea que “contemporáneo” es una mera etiqueta temporal. No obstante, en la actualidad, cuando se habla de arte contemporáneo, parece hablarse de una etiqueta que abarca algo mucho más complejo que una simple especificación temporal. En realidad, se trata de una nomenclatura que engloba a una multiplicidad infinita de formas de entender el arte. Pero, ultimadamente, al parecer se termina usando este adjetivo para calificar cosas sin sentido; cosas que, además, no tienen nada en común entre ellas y, a veces, ni con lo que entendemos como arte. Cosas que van desde una majestuosa escultura hiperrealista, en donde no podemos diferenciar a simple vista a la obra de una persona real, hasta una escultura inmaterial, en donde simplemente no hay nada que ver. O peor aún, que van desde un complejo experimento científico que, a simple vista, no tiene nada que ver con el arte, hasta un simple plátano pegado a la pared.
Lo contemporáneo como forma de existir

Esta multiplicidad no debe de extrañarnos ya que es parte integral del concepto de lo contemporáneo. La palabra “contemporáneo” deriva de la palabra latina con tempus que literalmente significa “estar con el tiempo”. Pero la evolución histórica del concepto nos obliga, ahora, a entender lo contemporáneo como un “existir en el tiempo”. De ahí que lo contemporáneo no solo sea una cuestión temporal, sino una condición que manifiesta la manera en que existimos, en donde colisionan constantemente distintos procesos ideológicos, sociales, políticos, económicos, culturales y, por supuesto, artísticos. En ese sentido, esta etapa del arte, la etapa contemporánea, la etapa que se desarrolla a la par de la era digital, de la inteligencia artificial, de la híperglobalización, la híperconectividad y la híperculturalidad, se caracteriza por expresar de todas las formas posibles sus inquietudes sobre la manera en que existimos en el presente. De ahí que el arte contemporáneo abarque tantas cosas tan distintas entre sí, pues la multiplicidad es propiamente su característica particular; es lo que hace que este paradigma sea tan distinto al paradigma clásico y al paradigma moderno y, al mismo tiempo, es lo que provoca el cambio de los fundamentos semánticos del arte (nuevos vocabularios y tecnicismos para describir al nuevo arte), los fundamentos jurídicos (nuevos procesos legales para la protección de los derechos de autor) y los fundamentos económicos (nuevos mercados del arte). De ahí que el arte contemporáneo solo se entienda dentro de un marco autorreferencial, pues los cánones anteriores nada tienen que ver con el nuevo arte.
El origen del arte contemporáneo
Ahora bien, para entender por qué el arte contemporáneo es heterogéneo, debemos regresar y analizar su surgimiento. El rompimiento con el paradigma anterior estuvo demarcado por el fin del arte moderno, ya que las vanguardias terminaron un proceso transgresor en contra de lo establecido. Dicho proceso abarcó el abandono de la perspectiva, la deconstrucción de las formas y el dislocamiento de la lógica en el lenguaje artístico; con lo cual perfiló al arte hacia su inminente abstracción. El arte parecía haber llegado a un impasse. Sin embargo, artistas como Kazimir Malévich y su “Blanco sobre blanco”, las diversas improvisaciones de Wassily Kandinsky y las composiciones de Piet Mondrian, seguidos por una nueva generación posbélica como Jackson Pollock, Mark Rothko, Franz Kline y Pierre Soulages agotaron el potencial del arte abstracto. Esto fue lo que obligó a los artistas contemporáneos a replantear la dirección del nuevo arte. Y tras haber llegado a este punto, al ya haber agotado todos los lenguajes tradicionales del arte durante las vanguardias, los artistas no tuvieron de otra más que innovar y crear nuevos lenguajes y medios artísticos.

Quienes entendieron e impulsaron la necesidad de crear nuevas formas de hacer arte fueron los artistas conceptuales liderados por Joseph Kosuth. En síntesis, este artista distinguió entre dos artes: el nuevo y verdadero al cual denominó “arte de la idea”, y el viejo y falso al que llamó “arte formalista”. El primero hacía referencia al arte conceptual, mientras que el último refería al arte tradicional-clasicista, al cual Kosuth criticó constantemente señalando que tenía una función meramente decorativa, razón por la que siempre se le vinculaba a la belleza. Además, vale la pena resaltar que para Kosuth, a diferencia del viejo sistema cerrado en donde todos los artistas debieron seguir un modelo artístico cerrado, el nuevo arte daría libertad absoluta a los artistas. Ellos podrían aportar sus propias definiciones sobre el arte a través de sus obras, convirtiendo así al arte en una tautología. Lo interesante es que cada una de estas supuestas definiciones particulares serían totalmente válidas, y que justamente, en la manera en que se opusieran y contradijeran entre sí, es que el arte se expandiría hasta alcanzar su máximo potencial. Kosuth publicó sus propuestas teóricas en la década de los sesenta. Desde entonces, se convirtieron en una biblia para las siguientes generaciones de artistas. Hasta el día de hoy, la creencia de que toda idea proveniente de un artista es arte es la base del arte contemporáneo. Esto es lo que provoca que literalmente cualquier cosa pueda ser arte y, a su vez, lo que posibilita la multiplicidad característica del arte contemporáneo.
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Tendencias en el arte contemporáneo
En un inicio, la propuesta de Kosuth motivó la creación de dos fuertes tendencias. La primera se caracterizó por irrumpir en la realidad y apropiarse de los objetos cotidianos para ser reconcebidos como obras de arte. Esta tendencia tomó como inspiración “La fuente” de Marcel Duchamp de 1917 y, en la actualidad, se manifiesta en obras como el “Comediante” de Maurizio Cattelan, o en cualquiera de los animales en formaldehído de Damien Hirst.

La segunda tendencia tomó consciencia de que la obra de arte no necesariamente requería un soporte físico para manifestar su artisticidad, sino que la objetualidad de la obra, en realidad, era el producto de la acción creativa del artista. Esta práctica se inspiró en el action painting de Jackson Pollock y, actualmente, se puede ejemplificar con obras como cualquiera de las esculturas invisibles e inmateriales de Salvatore Garau. Si bien estas tendencias marcaron la base del nuevo sistema del arte, no lo hicieron a manera de canon, sino como de fuente de inspiración. A partir de estas dos tendencias surgieron muchas otras que también buscaron enriquecer aquello llamado arte contemporáneo, y que van desde el arte conceptual hasta el bioarte. La suma de estos subestilos es lo que provoca la multiplicidad que tanto se ha mencionado. Por ello, el arte contemporáneo es la síntesis de una heterogeneidad de formas artísticas que se complementan y, al mismo tiempo, se contradicen unas a otras.
En conclusión, el arte contemporáneo es el resultado de una nueva forma de entender el arte. Se trata de una forma abierta para aceptar cualquier cosa como obra de arte, siempre y cuando aporte a la definición de lo que el arte es. En otras palabras, es una forma dinámica que va renovándose a través de las innovaciones artísticas, pero también, una forma compleja y difícil de entender debido a que apela al intelecto y no a la percepción sensible. Además, por si lo anterior fuera poco, su dinamismo imposibilita la creación de cánones que definan qué es el arte contemporáneo, pues justamente lo que buscan los artistas contemporáneos es no caer en modelos. En otras palabras, definir y delimitar el arte contemporáneo va en contra de su propia naturaleza porque sería un intento de cerrar un modelo que se caracteriza justamente por ser esencialmente abierto.
Referencias bibliográficas
GIUNTA, A. (2014) ¿Cuándo empieza el arte contemporáneo? Trad. Tamara Stuby. Fundación arteBA.
GUASCH, A. M. (2017) El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural. Alianza.
HEINICH, N. (2019) El paradigma del arte contemporáneo. Casimiro.
SMITH, T. (2012) ¿Qué es el arte contemporáneo? Siglo XXI.
URIBE, René. (1964) “La crisis del arte contemporáneo”. Revista de la Universidad Pontifica Bolivariana, vol. 26, núm. 24, pp. 110-121.